Sí, sí, estás leyendo bien, trabajo de fuerza para perder peso.
El campo de la actividad física es una disciplina en constante cambio y evolución. Lo que hoy está bien, mañana estará obsoleto y completamente equivocado. Así que es fundamental para todos los profesionales (entrenadores personales, monitores de gimnasio, profesores, etc. ) de este ámbito estar al tanto de los estudios científicos y de las nuevas tendencias relacionadas con el entrenamiento, ya sea dirigido a la salud, la prevención o el alto rendimiento.
Durante muchos años se ha creído, que la mejor opción para la pérdida de peso, era realizar trabajo cardiovascular de intensidad moderada. Por esta razón, todas aquellas personas que querían perder peso se lanzaban como locas a correr (con el riesgo que esto conlleva si no estás preparado articular y muscularmente), andar, o en caso de disponer de gimnasio a máquinas tipo bicicleta estática o elíptica, clases de aeróbic, etc.
Pues bien, desde hace ya algunos añitos, todo esto ha evolucionado y cambiado radicalmente, actualmente, lo que se recomienda (basado en estudios científicos que así lo corroboran) para un plan de pérdida de peso, es el entrenamiento de fuerza y el entrenamiento interválico de alta intensidad o HIIT (siglas en inglés). Estos son algunos de los beneficios que este tipo de entrenamiento puede aportarnos:
– Aumento del metabolismo basal. Esto quiere decir que durante las 24-72 horas post-esfuerzo, nuestro metabolismo está consumiendo más calorías. Una de las cosas más importante a la hora de perder peso es mantener activo nuestro metabolismo, y con este tipo de entrenamiento favorecemos este principio.
– Aumento del porcentaje de tejido muscular. Cuanto más músculo tengo, esto no implica necesariamente que hipertrofies (aumentes de volumen), si no que modifiques tu composición corporal, más energía necesito. Por lo tanto tendré un ritmo metabólico basal más elevado y así consumiré más calorías.
Además de ayudarnos a perder peso de manera más eficiente, el trabajo de fuerza nos ayuda a:
– Evita y previene lesiones. Unos niveles adecuados de fuerza nos ayudan a prevenir lesiones provocadas por movimientos bruscos (a la hora de coger las bolsas de la compra, hacer las labores domésticas…), malas posturas (sobre todo en el trabajo al estar sentados durante muchas horas), debilidad o descompensaciones anatómicas.
– Previene la osteoporosis. Previene el desgaste de los huesos y articulaciones, evitando dolores tempranos asociados a la osteoporosis. Por lo tanto, es fundamental realizar trabajo de fuerza para prevenir e incluso evitar dolores a medida que nos vamos haciendo mayores.